En los últimos años, el mercado de criptomonedas ha estado promoviendo activamente el concepto de RWA — la tokenización de activos del mundo real. Este término se refiere a la transferencia de derechos de propiedad sobre activos físicos o financieros (bienes raíces, bonos, oro, etc.) a una forma digital, generalmente en forma de tokens en una blockchain. Esta dirección se presenta como un puente entre las finanzas tradicionales (TradFi) y las finanzas descentralizadas (DeFi), prometiendo liquidez, accesibilidad y transparencia.
Sin embargo, detrás de la fachada del progreso tecnológico se encuentran problemas legales, económicos y éticos fundamentales que ponen en duda el valor real de RWA para el usuario final.
1. Insolvencia legal de los tokens como forma de propiedad
El problema de la falta de reconocimiento legal
Actualmente, en la mayoría de las jurisdicciones, un token que representa una participación en un activo real no se reconoce como una forma legal de propiedad. Por ejemplo, si compras un token supuestamente respaldado por el 0,01% de un edificio en Londres, esto no significa que tu nombre se registre en el registro de tierras del Reino Unido. Sin una ley que reconozca el token como título legal, simplemente es un registro digital.
Ejemplo: El proyecto Lofty.ai ofrece inversiones en bienes raíces tokenizados en EE. UU. Sin embargo, a pesar de las promesas de una "participación en una casa", legalmente el inversor posee un token vinculado a un fideicomiso o empresa que posee la propiedad. Esto es propiedad indirecta, no concede derechos directos sobre el objeto.
Registros vs. Blockchain
Los registros gubernamentales de propiedad son fuentes legalmente reconocidas de verdad. Blockchain es una base de datos descentralizada sin fuerza legal, a menos que se integre con estructuras estatales. Mientras no exista una ley que reconozca blockchain como un registro de derechos, la tokenización permanece fuera del ámbito legal.
2. Hype institucional: ¿Infraestructura o marketing?
Bancos y fondos: participación sin responsabilidad
Muchas instituciones financieras grandes afirman interés en RWA. Por ejemplo, BlackRock, JPMorgan y Citi participan en proyectos piloto para la tokenización de bonos y fondos. Sin embargo, esta participación se limita a experimentos internos que no proporcionan garantías legales al inversor final.
Ejemplo: JPMorgan Onyx es una plataforma para tokenizar instrumentos de deuda. Se utiliza dentro del banco para optimizar liquidaciones, pero no proporciona tokens reconocidos por los reguladores como activos completos.
Empaquetado de marketing
Los proyectos a menudo usan términos como “infraestructura del futuro” o “revolución de la propiedad” para atraer inversores. Sin embargo, detrás de estos lemas, a menudo se ocultan esquemas antiguos en un envoltorio nuevo, donde el token es simplemente una forma de recaudar dinero sin obligaciones reales.
3. Tokenización de bienes raíces: el mito de la “participación en un edificio”
La ilusión de propiedad
Una de las narrativas más populares en RWA es la capacidad de comprar una “participación” en un objeto inmobiliario. En la práctica, esto casi siempre significa poseer un token vinculado a una entidad legal (por ejemplo, un fideicomiso o LLC) que posee el activo. Esto no otorga derechos de propiedad directa, no permite disponer de la propiedad, no proporciona acceso al registro y no te protege en caso de quiebra del proyecto.
Ejemplo: El proyecto RealT ofrece tokens respaldados por bienes raíces en EE. UU. El inversor compra un token que representa una participación en la empresa que posee la casa. Sin embargo:
- El inversor no está registrado en el registro de propiedad.
- No puede vender la casa, alquilarla o cambiar las condiciones de propiedad.
- Todos los derechos pertenecen a la empresa gestora, y el token es solo un contrato digital.
Falta de integración legal
Incluso si un proyecto afirma una “vinculación legal” de un token con un activo, esto no significa que el estado reconozca dicha propiedad. En la mayoría de los países, los registros de propiedad son centralizados y regulados, y blockchain no tiene acceso a ellos. Sin un cambio legislativo, el token permanece fuera del ámbito legal.
4. Tokenización de deuda y bonos: legitimidad parcial
Bonos del Tesoro de EE. UU.
Algunos proyectos, como Ondo Finance, ofrecen versiones tokenizadas de bonos del Tesoro de EE. UU. Esto parece más confiable, ya que el activo es deuda gubernamental y el emisor es una empresa con licencia. Sin embargo, incluso aquí hay matices:
- El token no es el bono en sí, sino que representa una participación en un fondo que posee los bonos.
- El inversor no tiene un contrato directo con el gobierno.
- En caso de incumplimiento o conflicto legal, la protección es limitada.
Ejemplo: Ondo Finance emite tokens OUSG respaldados por bonos del Tesoro. Estos tokens pueden usarse en protocolos DeFi pero no proporcionan acceso directo al activo — solo a su rendimiento a través de un intermediario.
Flujos de efectivo vs. derechos de propiedad
La tokenización de deuda e ingresos no es propiedad del activo, sino negociación de flujos de efectivo futuros. Esto puede ser útil para cobertura o liquidez, pero no otorga derechos legales sobre el activo en sí. Es un instrumento derivado, no propiedad.
5. NFT y RWA: paralelos y errores repetidos
NFT como predecesor de RWA
Los NFT (tokens no fungibles) se convirtieron en un símbolo de propiedad digital, especialmente en arte y coleccionables. Sin embargo, pronto quedó claro que poseer un NFT no significa poseer el objeto — ya sea una pintura, música o video. Es un certificado digital sin fuerza legal.
RWA repite el mismo error, pero en un ámbito más serio — bienes raíces, finanzas, derechos de propiedad. Token ≠ derecho, y hasta que esto cambie, RWA permanece en la misma categoría que los NFT: un marcador digital sin respaldo legal.
6. Falta de protección del inversor: riesgos ignorados
Sin responsabilidad legal
La mayoría de los proyectos RWA operan fuera del ámbito regulado. Esto significa que:
- En caso de quiebra de la plataforma, el inversor no tiene reclamo sobre el activo real.
- No existe un mecanismo de reembolso o compensación.
- Ninguna institución garantiza el cumplimiento de las condiciones de tokenización.
Ejemplo: En 2023, el proyecto Freeway, que prometía rendimientos de activos tokenizados, congeló repentinamente los retiros. Los inversores perdieron millones de dólares, y la protección legal era inexistente — los tokens no se reconocían como instrumentos financieros.
Riesgos de contraparte
Incluso si el activo existe, puede estar:
- Pignorado a un banco.
- Sujeto a una disputa legal.
- Gestionado por una empresa poco confiable.
Un inversor que posee un token no tiene acceso al estado legal del activo y no puede influir en su destino.
7. Caparazón tecnológico sin sustancia
Blockchain ≠ garantía
Muchos proyectos usan blockchain como argumento de confiabilidad: “todo es transparente, todo está registrado”. Sin embargo:
- Blockchain es solo un método de almacenamiento de datos, no prueba de su autenticidad.
- Si se registra información falsa en la blockchain, permanecerá allí para siempre.
- Sin verificación externa (auditoría, confirmación notarial, registro legal), es solo ruido digital.
Ejemplo: El proyecto Propy afirma vender bienes raíces mediante NFT. Sin embargo, comprar un NFT no significa transferencia automática de derechos de propiedad — se requiere un procedimiento legal separado, fuera de la blockchain.
8. Geografía y legislación: dónde RWA tiene oportunidad
Países con regulación progresiva
Algunas jurisdicciones están dando pasos para reconocer los tokens:
- Suiza: ha reconocido los tokens como valores, pero no como forma de propiedad inmobiliaria.
- Singapur: regula los activos tokenizados como instrumentos financieros, pero con restricciones.
- EAU: está desarrollando activamente un marco legal para activos digitales, incluyendo RWA.
Sin embargo, incluso en estos países:
- La tokenización de bienes raíces requiere arreglos legales separados.
- El inversor no recibe derechos automáticos — solo a través de un intermediario.
- La legislación sigue siendo fragmentada e inestable.
9. Motivación económica: ¿por qué promover RWA?
Nuevos mercados, nuevas tarifas
La tokenización de activos del mundo real crea nuevos productos financieros que pueden venderse, intercambiarse y usarse en DeFi. Esto permite:
- Cobrar tarifas por emisión de tokens.
- Crear mercados secundarios.
- Atraer inversión sin transferir derechos reales.
Para las plataformas, esto es una forma de monetizar activos sin ceder control, mientras que para los inversores suele ser una trampa donde las promesas no coinciden con la realidad.
Atraer inversores minoristas
Los proyectos RWA apuntan activamente a inversores no calificados, prometiendo acceso a activos previamente inaccesibles: bienes raíces, bonos, oro. Esto crea la ilusión de democratización financiera, pero en realidad:
- El inversor recibe un token sin derechos legales.
- Los riesgos no se revelan adecuadamente.
- No hay reembolso en caso de problemas.
10. Escenarios posibles de desarrollo
Escenario 1: colapso de la confianza
Si un gran proyecto RWA colapsa, como ocurrió con Terra o FTX, esto podría desencadenar una pérdida masiva de confianza en la tokenización de activos del mundo real. Especialmente si resulta que los activos no existían o eran inaccesibles.
Escenario 2: reconocimiento regulatorio
Es posible un escenario en el que los estados comiencen a integrar blockchain en los registros legales. Esto requerirá:
- Adopción de nuevas leyes.
- Creación de catastros digitales.
- Reconocimiento de tokens como forma de propiedad.
Pero este es un camino largo y complejo, que requiere voluntad política y madurez tecnológica.
Escenario 3: aplicación limitada
El escenario más realista es el uso limitado de RWA en el entorno institucional, donde los tokens se usan para contabilidad, liquidaciones y cobertura, pero no como forma de propiedad. Esto es infraestructura, no revolución.
Conclusión
RWA no es una estafa por definición, pero en su forma actual es un modelo de alto riesgo, legalmente desprotegido y a menudo manipulativo, especialmente para inversores minoristas. Sin reconocimiento de los tokens como forma de propiedad, sin integración con los registros estatales y sin regulación transparente, sigue siendo una cáscara digital que no otorga derechos reales.
Los inversores deben acercarse a RWA con máxima precaución, considerando los tokens no como activos, sino como derivados, cuyo valor depende de la buena fe del emisor y del entorno legal.